Según se registra en un estudio publicado por las Actas Urológicas Españolas (Volume 25, Issue 8), La cistitis aguda es la infección sintomática más frecuente en la mujer, y el problema urológico que más consultas motiva.
La Cistitis es más común de lo que se piensa, se conoce como infección de la orina o infección urinaria, puede ser aguda o crónica y es causada por inflamación de la vejiga.
No necesariamente existe una infección, puede estar exenta de ella, y sin embargo inflamarse. Por ello, La Organización Mundial de la salud recomienda ser precavidos en el uso de tratamientos antibióticos en enfermedades como la Cistitis. Esta recomendación pretende disminuir la resistencia sistémica generada por el abuso de los mismos y la automedicación.
Ya hace más de una década un análisis sobre la sensibilidad a los antimicrobianos de aislamientos de Escherichia coli de mujeres con cistitis no complicada durante un periodo de un año en España reveló que las resistencias que mostró E. coli fueron principalmente frente a ampicilina (52,1%), cotrimoxazol (26%) y después quinolonas (18%), lo cual demuestra la importancia de elegir el tratamiento correcto.
En este artículo, se hablará de las principales causas provocan la Cistitis, cuáles son los síntomas más destacados que alertan sobre la presencia de una infección urinaria y algunas recomendaciones sobre el tratamiento que se debe seguir, sin descartar en ningún momento la atención médica inmediata.
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El poder de la información
Gracias al acceso ilimitado a la información, muchas personas hacen una búsqueda indiscriminada de sus síntomas en google y luego se automedican. Eso supone un riesgo.
Sin embargo, si existe la necesidad de hacerlo, lo mejor es consultar guías confiables. Solo hay que saber buscar.
Es posible recurrir a alguna guía de salud web, que tienen como objetivo proporcionar toda la información requerida para elegir los tratamientos con conocimiento y con seguridad, de manera responsable y diseñada por expertos en la materia.
Son elaboradas por médicos especialistas que hablan sobre diversas afecciones y enfermedades, los principales síntomas relacionados y al mismo tiempo, definen cada uno de los términos médicos relacionados con el padecimiento.
Cuáles son las causas de la Cistitis
El principal agente causante es la E. Coli urinaria y está asociada a varios factores de riesgo. Algunos de ellos, evitables.
No obstante, no siempre es producida por las mismas causas ni por las mismas vías. Más bien, las causas pueden variar en cada paciente. La infección puede entrar por vías urinarias, lo cual es más frecuente, o a través del flujo sanguíneo.
En este caso, la infección va directa a los riñones y resulta mucho más peligrosa para el organismo.
Habitualmente, las causas difieren también entre hombres y mujeres. Pero es mucho más frecuente en mujeres, con una impresionante relación 20 a 1 (20:1). Algunas investigaciones señalan que aproximadamente el 50% de las mujeres sufren algún episodio de cistitis a lo largo de su vida y de ellas, el 5% de los casos son brotes repetitivos provocados por una infección urinaria mal curada.
Es posible también que la infección sea causada por heridas provocadas en la uretra después de mantener una relación sexual.
En el hombre es excepcional y se asocia a patología relacionada con colocación de sondas, síndrome obstructivo uretro-prostático, cálculos o presencia de tumores. En condiciones regulares, se presenta por haber sufrido una infección que no fue bien curada, que generalmente deja restos de ella en la zona prostática.
Qué personas tienen más riesgo de padecer cistitis
Cualquier persona puede sufrir una infección urinaria, sin embargo, en la población anciana estas son las infecciones bacterianas más frecuentes. Su prevalencia aumenta con la edad, puesto que el envejecimiento produce una alteración de los mecanismos defensivos frente a la infección.
En ancianos, hay disminución de la respuesta inmunológica que está relacionada con la edad y alteración de las defensas naturales provocada por disminución del grosor de la piel, aclorhidria gástrica, disminución del aclarado mucociliar, atrofia de mucosa vaginal y uretral, hipertrofia prostática, disfunción esfinteriana como también el uso y abuso de fármacos como antibióticos o esteroides que favorecen la infección.
Del mismo modo, es frecuente en pacientes que tienen piedras en los riñones, varones con próstatas más grandes de lo común, pacientes con sondas.
Otros factores de riesgo son cuando las defensas del sistema inmune están bajas o hay problemas de malformación en el tracto urinario al nacer. Los recién nacidos, bebés o niños, también pueden sufrir cistitis siendo son más complicadas y peligrosas.
Los factores de riesgo asociados a cistitis no complicada son muy cambiantes, y se relacionan principalmente con la edad, los hábitos de conducta, las condiciones fisiológicas y anatómicas del tracto urinario y a factores genéticos.
Se consideran factores de alto riesgo las personas que sufren de diabetes.
También influye mucho la frecuencia con que se tengan relaciones sexuales. En este sentido, se triplica el riesgo si el número es mayor a 3 por semana y multiplica por 9 en caso de coito diario. El uso de espermicidas y diafragmas también es considerado un factor de riesgo.
Es relevante el riesgo en en las mujeres postmenopáusicas por ausencia de estrógeno o con antecedentes de Infecciones en el tracto urinario durante la infancia. Igualmente, cuando la infección es recurrente en la madre, o simplemente en personas con antecedentes de ITU recurrente y mujeres con condición de no secretoras de grupo sanguíneo.
Síntomas de la Cistitis
Los síntomas más frecuentes e importantes son: Disuria o micción difícil, dolorosa e incompleta de la orina. Es decir, al orinar duele y hay sensación de ganas como si no se orina completo.
Polaquiuria que es orinar a cada rato pero en poca cantidad. Sobre todo por las noches. Tenesmo vesical cuando se siente la necesidad de orinar varias veces durante el día sin conseguirlo y dolor en la zona justo encima del pubis.
Se puede presentar también sensación de ardor o quemazón, así como picazón al orinar y dolor en el bajo vientre. En ocasiones, puede doler en la parte baja de la espalda.
En algunos pacientes se encuentran desde pequeñas manchas de sangre hasta sangre en la orina (hematuria). Es raro que se presente fiebre, aunque en niños si es posible algunos estados febriles.
La orina es turbia y en ocasiones con un olor fuerte, se presenta enrojecimiento y picor en la zona vaginal, estados de irritabilidad en la persona y falta de apetito.
Cómo tratar la Cistitis
Aproximadamente el 50% de esta afección se cura espontáneamente sin tratamiento. Sin embargo, es apropiado buscar solución para tratar la cistitis, ya que es posible que avance a pielonefritis. Esta es una infección urinaria alta que afecta al riñón.
En cualquier caso, es recomendable esperar el resultado del examen de orina o cultivo antes de iniciar cualquier tratamiento microbiano ya que es necesario definir en primera instancia si la cistitis es repetitiva o nueva.
Se deben evitar los antimicrobianos de absorción gastrointestinal incompleta. Estos al permanecer mayor tiempo en el tracto digestivo, afectan la flora intestinal. Igualmente se deben evitar los antibióticos con niveles séricos y tisulares elevados y sostenidos porque también modifican la flora vaginal e intestinal.
Después de presentarse una primera infección urinaria, transcurridas dos semanas de finalizar el tratamiento y un período aproximado de seis meses, pueden aparecer nuevas infecciones.
Sería una infección recurrente si es ocasionada por el mismo microorganismo o una reinfección si la provocan organismos diferentes, dependiendo del caso, se prescribe un nuevo tratamiento.
Cuando la estructura y funcionamiento de la vejiga de la persona están alterados, ya se considera una cistitis complicada en tal caso, es necesario realizar un urocultivo y otras pruebas (cistouretrografía, ecografía renal o vesical y/o urografía con placa postmiccional) para conocer la causa de la infección y elegir el tratamiento adecuado.
Prevención de la Cistitis
Existen diferentes medidas para prevenir la cistitis o la aparición de recidivas. Se recomienda tomar suficiente agua, aproximadamente entre 1 ½ a 3 litros por día, ya que un mecanismo de defensa es la micción.
Orinar cuando el deseo se presente y no aguantar las ganas de orinar. Este mal hábito genera vejigas retencionistas, que no se contraen con la misma facilidad y dejan orina residual que con el tiempo favorecerá las infecciones de las vías urinarias.
Aumentar las medidas de higiene. Llevando el papel higiénico de adelante hacia atrás, después de evacuar, especialmente las mujeres, con la finalidad de no contaminar el periné con residuos fecales. Lo ideal es utilizar agua y jabón después de que el papel sale limpio.
De preferencia, se debe orinar antes de tener relaciones sexuales con la finalidad de que la vejiga esté vacía y evitar traumatismos sobre esta, sí es posible evacuar la vejiga después para eliminar bacterias de la uretra. Evitar el uso de diafragmas y espermicidas y los frecuentes lavados vaginales.
Usar ropa interior de material orgánico, no mantener la ropa interior húmeda o mojada. Por ejemplo, cuando se va a la piscina o la playa y evitar sentarse durante un tiempo prolongado en una zona muy fría o húmeda, son precauciones que se deben tomar.
Las dosis subterapéuticas de antimicrobianos por la noche o tras una relación sexual, inmunizar al paciente y en mujeres postmenopáusicas realizar terapia de reemplazo de estrógenos, y comer de manera adecuada y equilibrada son medidas exitosas.
El extracto de arándano rojo (Vaccinium macrocarpon) es altamente recomendado. Se usa como coadyuvante en el tratamiento de la cistitis, es rico en vitamina C y polifenoles antioxidantes, tiene acción bacteriana a nivel digestivo desde la boca hasta el estómago y alta protección contra las infecciones urinarias.