Todos los indicios apuntan a que actualmente hay un resurgimiento del sector inmobiliario en Andalucía tras la larga crisis que comenzó ya por entonces en 2006 cuando estalló la burbuja inmobiliaria. Los datos de la compra de nuevas viviendas en Andalucía revelan que están liderado las provincias de Málaga –en 2018 se inició la construcción de cerca de 5.000 viviendas, según datos oficiales de la Consejería de Fomento, Infraestructuras y Ordenación del Territorio de la Junta de Andalucía- concentrando un tercio del sector andaluz, es decir, una de cada tres viviendas se vende en dicha provincia, y, por otro lado, de Sevilla, con más de 2.500 viviendas.
Estas cifras de edificación son los mejores datos desde 2013, año negro en el que se registró la menor actividad del sector. Hoy día el sector de la construcción es uno de los de mayor peso en Andalucía en términos económicos y de empleo, representando el 8,5 por ciento del Valor Añadido Bruto (VAB) y el 5,2 por ciento del empleo.
En 2018, España, en general, se situó en compra de viviendas en más de 500.000 viviendas, cifras cercanas a las de 2008. Andalucía se posicionaba como la tercera comunidad por el mayor número de compraventas tras la Comunidad Valenciana y Baleares, con más de 100.000 viviendas vendidas. La comunidad andaluza está tres puntos por encima de la media, un incremento importante que ha sido impulsado tanto por el mercado de segunda mano como de la nueva vivienda, según datos del Instituto Nacional de Estadística.
Pese a que se vislumbra una evolución positiva con un cierto crecimiento y aceleración, las empresas del sector inmobiliario siguen sumidas en cierta crisis. Algunas promotoras y constructoras en España se han resistido a la crisis. Ejemplos como Realia, Hercesa, Grupo Ferrocarril, Martinsa y Habitat, y, en algunos casos, tras superar un concurso de acreedores; mientras otras están en proceso de recuperación, Reyal Urbis, Nozar, y otras han desaparecido o están en concurso de acreedores como Franjuan, empresa del sector con más de 50 años de trayectoria, Urbalia, Fbex, Proinsa, Sacresa y un largo etcétera. Entre las andaluzas, se encuentran Noriega de la inmobiliaria del Grupo Sánchez Ramade; Prasa, Eve Marina, o Construcciones AzagraSa, José Ávila Rojas, Inmobiliaria Amuerga, Majestic Construction and Development Group, entre otras.
Otros casos de empresas andaluzas pujantes que desaparecieron durante la crisis fueron Inmocaral, empresa de Luis Portillo, surgida de la fusión de varias pequeñas inmobiliarias, que tras la adquisición de Colonial, terminó en manos de sus acreedores; o la empresa sevillana Edifinsa, del empresario José Antonio Acevedo Romero que tras una ampliación de capital en 2006 para reforzar los recursos propios de la compañía, inició un plan de desinversión de su cartera de empresas del sector inmobiliario para diversificar sus líneas de negocio en otras áreas, y en dicho proceso vendió en 2010 la inmobiliaria Edifinsa al Garcopsa, grupo empresarial especializado en la promoción y gestión inmobiliaria, con una dilatada carrera en gestión e inversión de promociones inmobiliarias. En resumen, 4 de cada 5 inmobiliarias han desaparecido con la crisis, según datos que fueron aportados por Alquiler Protegido.
Un nuevo escenario inmobiliario
Las inmobiliarias se enfrentan en la actualidad al gran desafío de adaptarse al mercado que está resurgiendo. Un nuevo mercado que está demandando una reorientación del modelo de negocio de las empresas, con servicios de valor añadido. La demanda de vivienda ha cambiado. Tras la fuerte caída, los altos índices de morosidad y de impago y la difícil situación para alquilar como para comprar ha dejado excluida a gran parte de la población. El sector inmobiliario deberá afrontar este reto del mercado conjuntamente con las administraciones y establecer vías de colaboración pública-privada para dar respuesta a la real demanda actual del mercado inmobiliario. Se presenta, en definitiva, una gran oportunidad para el sector en el nuevo escenario inmobiliario.