Cuando las encías sangran, significa que no se encuentran saludables. No importa la forma como nos demos cuenta del sangrado, el sangrado es una señal de advertencia que frecuentemente indica inflamación de encías o del periodonto. Se trata de un problema que en el peor de los casos puede conducir a la pérdida de piezas dentales.
Existen dos enfermedades capaces de producir sangrado en las encías: la gingivitis, que es una afectación leve y reversible, generalmente producida por la acumulación de sarro entre dientes y encías. La segunda causa es la periodontitis, una infección profunda de las encías que produce la destrucción de los tejidos que soportan el diente, causando la pérdida del mismo.
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¿Qué es la gingivitis y cuáles son sus causas?
La gingivitis es una infección de las encías ocasionada por la higiene bucal inadecuada. Cuando existe un cuidado deficiente de la cavidad bucodental se produce la acumulación de placa bacteriana sobre los dientes, siendo el surco entre los dientes y las encías la zona que ofrece mayor riesgo.
El conjunto de bacterias que se acumulan excretan productos metabólicos denominados endotoxinas, las cuales desencadenan una serie de respuestas inmunológicas. Este proceso es el responsable de la inflamación, sensibilidad, sangrado y dolor que notan con frecuencia los pacientes con gingivitis.
Se trata de una inflamación reversible con el tratamiento y los cuidados adecuados. Esta puede aparecer en cualquier momento de la vida de una persona, habiendo factores de riesgo asociados a su aparición, como la diabetes, los cambios hormonales que se producen durante la adolescencia o el embarazo, higiene inadecuada, tabaquismo, problemas inmunes, estrés y otros.
Dado que sus causas pueden ser variables, es importante que las personas acudan de forma inmediata a una clínica dental desde que comienzan a notar las primeras molestias. De esta manera recibirán el tratamiento adecuado de manera oportuna, evitando las posibles complicaciones asociadas a la enfermedad.
Los riesgos y complicaciones
Una vez que la gingivitis es diagnosticada, se comienza a tratar mediante la eliminación química y mecánica de la placa bacteriana y el sarro, evitando así la progresión de la enfermedad. La pauta terapéutica también puede incluir un tratamiento a seguir desde casa para recuperar la salud de las encías, como el uso diario de antimicrobianos (colutorios antisépticos y/o antibióticos).
En caso de no recibir el tratamiento adecuado y oportuno, la enfermedad puede seguir su curso libremente y convertirse en periodontitis. Esta puede ser muy grave, pudiendo llegar a convertirse de una inflamación muy severa, mucho más difícil de tratar y que, además, tiene como consecuencia la destrucción de los tejidos que soportan las piezas dentales.
Los casos avanzados de periodontitis sin tratar culminarán con la separación total del diente y la encía. Esto origina que los dientes se aflojen y terminen cayéndose con el paso del tiempo, siendo imposible cualquier tratamiento correctivo.
Es necesario mantener una estricta higiene dental y acudir a un especialista de manera frecuente para garantizar la detección y tratamiento de este problema en etapas iniciales.