Estrés: Qué es, tipos y causas

El estrés lo relacionamos habitualmente con algo negativo. Es importante diferenciar los tipos de estrés y conocer su naturaleza, para incluso, usarlo en beneficio de la persona.

Qué es el estrés

El estrés es esencialmente una reacción natural del organismo para ponerse en estado de alerta ante algún tipo de amenaza o estímulo que ejerza cierta tensión o peligro. En realidad no todo el estrés es negativo, y aunque existen diversas clasificaciones, veamos un resumen acerca de sus principales tipos y causas desde la perspectiva de la psicología.

Estres Trabajo

Estrés agudo

El agudo es también el más común, y podría decirse que el menos perjudicial. Se trata esencialmente de esos episodios cortos donde sentimos un cierto malestar, irritabilidad, frustración o molestia pasajera. Por ejemplo ante un examen inminente, cuando tienes prisa de llegar a un lugar y estás atrapado en el tráfico, o tuviste una discusión con tu pareja y tienes una sensación de que hay algo que tienes que resolver.

De acuerdo a especialistas como el galardonado Dr John Whyte de la Universidad de Duke -famoso por ser especialista médico en Discovery Channel-, este tipo genera de entrada un efecto de defensa inmunológico al corto plazo. En esencia el funcionamiento interno del organismo se altera buscando ofrecer una mejor resistencia, así como una mayor energía y vitalidad para resolver los conflictos.

Estres Pareja

Este tipo de estrés es sencillo de tratar, generalmente son problemas simples de la vida cotidiana, usualmente conflictos llevaderos, a los que se les puede encontrar una solución o bien se puede encontrar un modo sencillo de asimilar la realidad.

Estudios de la Universidad de Berkeley también han comprobado que el estrés puede ayudar a mejorar la eficiencia de diversas funciones neuronales.

Aún así, es importante tratarlo, si no se canaliza de forma positiva y se permite que genere mayores estragos en el organismo, pueden presentarse desde un inicio trastornos mentales como la depresión o la ansiedad. También se pueden desarrollar alteraciones físicas como dolores musculares, problemas de circulación y digestivos.

Estres Examenes

Estrés agudo episódico

Este tipo es aquel en donde el estrés agudo es persistente, es decir donde parece que la persona suele estar siempre de mal humor. Continuamente tiene que haber algo que no le parezca bien o le salga mal, de modo que genera una sensación que le produce un estado de malestar continuo.

Este tipo de estrés puede ser causado por factores de preocupación más persistentes, por ejemplo tener el continuo temor a perder el empleo, o bien vivir en una relación de pareja conflictiva. En estos casos contribuye de forma importante la disposición de la persona, que generalmente son resistes a los cambios y les cuesta aceptar que tienen un problema. Tienen grandes dificultades a la hora de reconocer que no siempre la culpa es de los demás.

Estres Depresión

En estos casos es casi imprescindible la ayuda profesional y un tratamiento profundo de varios meses. Se trata de un tipo de estrés más arraigado, el cual puede generar efectos más graves como migrañas, dolor en el pecho, hipertensión o demás afecciones cardíacas.

Estrés crónico

Este tipo es el más complicado, obedece a situaciones de estrés grave, como por ejemplo vivir en situación de extrema pobreza, en medio de un conflicto bélico, como refugiado o demás situaciones muy dolorosas que generan una situación de estrés casi permanente.

Incluso en situaciones como sentirse presos de un matrimonio que no deseamos, o de un trabajo que odiamos, puede provocar estrés crónico.

Estres Psiquiatra

Aquí también podrían clasificarse algunas variantes como el estrés post traumático, es decir, aquel que se deriva de algún choque emocional muy intenso y el cual genera secuelas importantes en la persona.

Sin embargo, aunque las causas sean graves y la situación no aparente ser sencilla, de acuerdo a especialistas como la catedrática de psicología de la Universidad de Stanford, Alia Crum, incluso estos tipos más graves de estrés, se pueden llegar a producir ciertos beneficios para la persona. Por ejemplo, y correctamente encaminados, estos estímulos pueden ser interpretados para dotar de una gran fortaleza mental e incluso un mayor sentido de control a la persona que lo padece. Quizás de aquí surjan frases de la sabiduría popular como esa que reza, “lo que no te mata, te hará más fuerte.”

Tratar Estres

Para concluir…

En todo tipo de estrés lo importante es diagnosticarlo de forma oportuna y tratarlo con la seriedad que cada caso implica. No debemos verlo como parte de nuestra personalidad, sino como un mecanismo fisiológico de defensa. Bien encaminado, puede ayudarnos a fortalecernos física y mentalmente, siempre y cuando no permitamos que acabe antes con nuestra estabilidad física y mental.

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