No solamente es vital de cara a la recuperación de las lesiones a través de una rehabilitación personalizada, sino también a la hora de evitarlas.
El fisioterapeuta es una figura profesional clave dentro del ámbito de la salud, y más concretamente dentro del mundo del deporte, donde sus servicios son altamente demandados. Y es que dentro de sus competencias encontramos funciones tan importantes como las de ayudar a la recuperación musculoesquelética del cuerpo, el reacondicionamiento de partes del mismo a su estado anterior, ganando fuerza y estabilidad, etc.
Todo ello, evidentemente, a través de un plan totalmente personalizado a las necesidades de cada sujeto, evaluando de forma previa el alcance de la lesión o problema en concreto y ajustando un plan de entrenamiento perfectamente adaptado a los tiempos necesarios para su recuperación.
Ten en cuenta que este es un trabajo compartido, ya que las lesiones son muy duras de superar, y muchas de ellas (las más graves) dejan secuelas prácticamente incurables, por lo que y aunque la guía profesional a través de los conocimientos de un experto fisioterapeuta sea esencial, la realidad es que tú tendrás que cumplir a rajatabla con el plan de trabajo diseñado, y desde ya te adelantamos que no será fácil.
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Cuáles son las bases de la fisioterapia que influyen en estos planes
- Analizar las características físicas del sujeto.
- Entender el por qué de la lesión y sobre todo su alcance.
- Diseñar un plan estratétigo de recuperación real.
- No dar falsas esperanzas al paciente, y trabajar siempre por mejorar pero dentro de lo posible.
Cada uno de estos pasos a seguir completan estrategias que buscan ser lo más efectivas posibles, y además ahondar aún más en el tema de la lesión y no quedarse tan solo en lo superficial. Esto significa además de trabajar en la recuperación del sujeto, estudiar también las causas que han causado la lesión para poder ponerle remedio de cara al futuro, y evitar una recaída u otras posibles lesiones.
Para ello, se llevan a cabo una gran cantidad de técnicas de recuperación. A continuación, algunas de las más efectivas y populares en la actualidad, utilizadas por todo tipo de deportistas de élite que requieren los servicios de un fisioterapeuta.
- Electroterapia
- Magnetoterapia.
- Acupuntura (punción seca).
- Técnicas de drenaje linfático.
- Masajes.
- Fibrólisis diacutánea.
- Kinesiotaping.
Hay mucho de osteopatía en estas sesiones de recuperación, además. Destacando sobre todo aquellas enfocadas en el ámbito pediátrico o a la hora de apaciguar males mentales (o craneales) tales como la migraña, sinusitis, mareos, etc.
Dejar de entrenar nunca es la solución
Ya seas deportista o no, si comienzas a experimentar dolores y afecciones en tu cuerpo lo mejor es acudir a sesiones de recuperación en un centro especializado en fisioterapia, pero esto no significa que debas de guardar completo reposo: nuestro cuerpo necesita actividad física por naturaleza, y por ello deberemos de proporcionarle movilidad, aunque eso sí adaptada a nuestra situación a través del entrenamiento funcional. De hecho, la clave de una buena rehabilitación reside en combinar las técnicas de recuperación con un plan que ayude a mejorar el desarrollo deportivo, ya que todos los sistemas internos de nuestro organismo trabajan en conjunto y dependen los unos de los otros para lograr un estado óptimo.
Por ende, cambiar los hábitos relacionados con la actividad física que realizas en tu vida cotidiana te permitirá experimentar un gran cambio a mejor, y en conjunto con las sesiones de fisioterapia conseguirás mantener tu cuerpo en un estado de forma óptimo a la par que velar por su condición saludable. Mantendrás el tono muscular, que además es esencial de cara a la readaptación de cualquier parte del mismo ante una lesión, y lo mejor de todo es que conseguirás mejorar tu rendimiento físico, sacándole el máximo provecho al ejercicio sin necesidad de tener que llevar tu cuerpo al límite. Por no hablar de los increíbles beneficios a nivel mental que proporciona el practicar deporte de forma habitual. Todo, en su justa medida y adaptado a la situación específica de cada persona, es sano. Y nuestro cuerpo y mente lo agradecen.