Hablamos mucho sobre cocina, alimentación, chefs y restaurantes. Pero quizás no todo el mundo conoce las reglas básicas para una alimentación segura. Vamos a dar un poco de luz a este aspecto tan importante en nuestra cocina.
Para mejorar nuestra higiene en la cocina podemos hacer un curso de manipulador de alimentos online sin movernos de casa. Así, conseguir la acreditación que incluso nos puede servir para mejorar nuestro CV a la hora de buscar trabajo. Entre los errores típicos en la elaboración están la pérdida de la cadena de frío, la contaminación cruzada entre diferentes alimentos o comprobar fechas de caducidad, entre otros aspectos que veremos más adelante.
La importancia de la seguridad alimentaria ha sido establecida por regulaciones europeas específicas desde 1997. De acuerdo con la voluntad de los legisladores europeos de la época, el riesgo residía en los lugares donde se producían alimentos y donde se llevaban a cabo actividades de cocina, como restaurantes, bares y cafeterías.
Según un estudio reciente llevado a cabo por la agencia alemana de seguridad alimentaria, hay más de 100 mil casos de trastornos alimentarios más o menos graves causados por la presencia de bacterias, virus y parásitos en los alimentos. Cada vez más personas se están concienciando en la seguridad alimentaria y realizan el examen de manipulador de alimentos.
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Doce reglas de oro para manipular los alimentos de forma segura
Con la llegada de la temporada de calor y con ello, el mayor riesgo de contaminación, se hace más importante que nunca una revisión sobre algunos puntos básicos necesarios en la seguridad alimentaria. Tanto en cocinas profesionales, como en nuestra cocina de casa. Estas son las doce reglas de oro para una alimentación segura.
Primera regla: Cuidar la higiene personal
Muchos microorganismos viven en la epidermis, que se puede contener mediante una higiene personal cuidadosa y el uso de gorro (esencial en cocinas profesionales) a fin de mantener el pelo recogido y aislado.
Regla dos: Vestimenta
Cuando entramos en la cocina, debemos tener cuidado de mantener la ropa de trabajo separada de aquella con la que nos acercamos a la estufa, para no transportar microorganismos desde el exterior. Las prendas de cocina deben tener un color claro, para resaltar mejor las trazas de suciedad.
Regla tres: Accesorios y complementos
Los profesionales de un restaurante saben que no deben usar anillos, pulseras, collares, pendientes y relojes, para evitar que se conviertan en un lugar donde las bacterias puedan encontrar hospitalidad.
Regla cuatro: Cuidado con los ingredientes cocinados
La presencia de bacterias en un alimento crece con la temperatura. Por ello, si tenemos alimentos tibios o a temperatura ambiente, debemos tener cuidado y trabajar con rapidez. Si necesitamos preparar ingredientes complejos por separado (quizás porque requieren largos tiempos de preparación) nunca excedernos de unas pocas horas entre la preparación y el consumo.
Regla cinco: Cerrar correctamente los recipientes
Cerrar, o al menos cubrir, los recipientes de alimentos, especialmente los platos cocinados, utilizando tuppers o platos cubiertos de láminas transparentes o tal vez de aluminio, para evitar la contaminación con microorganismos presentes en el ambiente.
Regla seis: Prestar atención al descongelamiento
Es muy importante permitir que las piezas de carne grandes se descongelen lentamente, tanto las carnes rojas como las blancas. Si el proceso de descongelación no llega al interior, el tiempo de cocción y la temperatura establecida pueden no ser suficientes para eliminar las bacterias, que luego podrían reproducirse posteriormente.
Regla siete: Colar el líquido después de la descongelación de la carne roja y aves de corral
El líquido de descongelación a menudo contiene microorganismos potencialmente contaminantes. Se debe evitar el contacto con otros productos e ingredientes. Se recomienda recoger el líquido de descongelación con papel absorbente desechable y limpiar y desinfectar las manos, superficies y cualquier utensilio que haya estado en contacto con este líquido residual.
Regla ocho: Como probar los alimentos en el proceso de preparación
Se debe probar el plato en el proceso de preparación para verificar su sabor y grado de cocción asegurándose de que la saliva no termine en el plato. De hecho, en la boca hay miles de millones de microorganismos. Es fundamental tomar una pequeña porción con una cuchara limpia. De esta forma, los alimentos no pueden contaminarse.
Regla nueve: No manipular los platos con las manos desnudas
Nuestras manos están llenas de microorganismos y bacterias que pueden transmitirse a los alimentos o platos. Usar siempre guantes desechables limpios para preparar los alimentos que ya no se van calentar. Tampoco permitir que la superficie de los platos entre en contacto con las manos desnudas.
Regla diez: Calentamiento adecuado
El calor es el peor enemigo para las bacterias y los microorganismos. Por lo tanto, es esencial calentar la comida a aproximadamente 70°C durante al menos dos minutos. De esta forma, se permite que el calor penetre incluso en las capas más internas de los alimentos. Esto es especialmente cierto para los alimentos que se han enfriado temporalmente y que deben servirse calientes.
Regla once: Cocinar los alimentos a una temperatura no inferior a 65°C
Ya dijimos cuán estrecha es la relación entre la temperatura de los alimentos y la carga bacteriana y microbiana. El rango de temperatura entre 15 y 55 °C es la más peligrosa, ya que representa la banda en la que se multiplican rápidamente. Por esta razón, es muy importante que los alimentos calientes, listos para servir, hayan alcanzado al menos, 65°C.
Regla doce: Enfriar los alimentos rápidamente
Para evitar que los gérmenes se reproduzcan durante la fase de enfriamiento, la temperatura debe bajar de 65 a 10°C en un período de no más de dos horas. Si resulta más fácil, se puede dividir la cantidad de alimentos en recipientes más pequeños para que se enfríen más rápido.