Entre las razones para que una dieta no funcione podría hallarse la forma incorrecta de cocinar los alimentos. Fritos, horneados o a la plancha, cada estilo tiene sus ventajas y desventajas a la hora de elegir la opción más saludable de prepararlos.
De esta manera, hasta la más deliciosa papa u otra legumbre recomendada por el nutricionista puede convertirse en comida basura si nos excedemos en la temperatura o en el aceite, haciendo perder sus propiedades.
El consenso generalizado de los especialistas es que, de las tres formas posibles para procesar las carnes, pescado y legumbres, el freír es la menos saludable porque requiere de más aceite y facilita que partículas no deseadas se impregnen en la pieza.
Si bien el resultado final puede ser una comida más apetitosa, lo cierto es que la grasa de las frituras tiene menor capacidad de saciar a la persona, por lo que se debe aumentar la ración del almuerzo o cena para saciar el hambre.
Además, un estudio del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Autónoma de Madrid dio cuenta que los voluntarios que consumían alimentos fritos tenían más problemas de obesidad y sobrepeso, que las personas con un régimen alimenticio diferente.
Se llegó a esta conclusión luego de entrevistar a 40 mil voluntarios de cinco regiones españolas sobre sus hábitos de comida y la forma de prepararla. Otra fuente de análisis fueron sus historias clínicas, el índice de masa corporal y el perímetro de la cintura.
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Cocinar a la plancha
Al otro extremo de los estilos se ubica la cocina a la plancha, que de lejos es la elección más saludable porque ayuda a preservar las propiedades naturales.
Ya sea con una parrilla de hierro fundido para un cocido más uniforme o con un sartén antiadherente que reduzca al mínimo el consumo de aceite durante la cocción sin condimentos, esta elección nos garantiza que el alimento conserve su sabor natural durante el proceso
Una recomendación sería usar una espátula para dar vuelta a las piezas de carne, pollo o pescado y así evitar pincharlas con lo cual se perderían los jugos de su interior y quedarían muy secas.
Al horno
Finalmente, el uso del horno también es una de las formas más convenientes que recomiendan los especialistas en nutrición porque garantiza la preservación de la mayor cantidad de vitaminas y minerales.
Lo primero es que no requiere de aceites externos en vista que el calor del horno hace que la carne u otro insumo suelte sus propios jugos internos y se cocine tal cual. De esta manera, un delicioso asado tiene mucho menos calorías que un producto frito.
Otro punto a favor es que requiere de menos atención. Solo basta programar el reloj del horno con el tiempo recomendado para dedicarse a otros quehaceres mientras la cocina hace el trabajo por ti.Dicho esto, no hace falta estar enfermo para recurrir a los dos estilos de preparación más saludables que recomiendan los expertos para una dieta exitosa sin engordar en el intento.