Una alimentación sana y equilibrada es lo que permite a nuestro organismo funcionar correctamente a lo largo de nuestra vida. En algunos casos, sin embargo, es preciso consumir complementos alimenticios para blindar los nutrientes que necesita. Aunque siempre bajo supervisión médica, una opción que puede cubrir nuestras deficiencias nutricionales.
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La alimentación, piedra angular de nuestro organismo
Además de constituir uno de los placeres más sencillos de obtener y formar parte de la mayoría de nuestras relaciones sociales, la alimentación es uno de los pilares de nuestra salud. Sin ir más lejos, sólo en nuestro aparato digestivo se concentran hasta un total del 70% de las defensas de nuestro organismo, lo que ya de por sí matiza el grado de importancia con el que se debe abordar toda cuestión alimentaria. Por ello, es recomendable mantener una dieta sana, que no por ello nos empuje a la privación de todo cuanto nos guste o apasione gastronómicamente, pero sí que se fundamente en un firme equilibrio alimentario que sea a la par placer y combustible en nuestra vida.
Tal es así que, y en otro término, la relación entre suplementos y nutrición, como bien detalla el laboratorio de complementos nutricionales Marnys, aparece ante nosotros como una vía óptima para preservar dicha estabilidad. Recordando siempre que no se trata de un elemento de cura o tratamiento, los suplementos nos permiten cubrir de forma natural un déficit de nutrientes o vitaminas que nuestro cuerpo puede haber desarrollado a lo largo de nuestro crecimiento. Dicha carencia, a menudo y sin mencionar algunas dolencias que pueden inducir a ella, puede deberse a nuestra alimentación en la infancia que, por desgracia, no es sana en todos los casos.
Cómo blindar una correcta nutrición infantil
Para muchos padres, alimentar un hijo puede ser francamente peliagudo. Dado que se trata de seres humanos todavía movidos por el instinto, su tendencia es la de llevarse a la boca todo tipo de alimentos cuyo intenso sabor y, especialmente, dulzura no siempre pesan igual en el lado de la balanza que atañe a sus nutrientes y aportaciones sanas a su organismo. Por hartazgo, muchos han desistido del intento de nutrir correctamente a sus hijos e hijas optando por concederles sus deseos alimentarios a fin de contentarlos y que, a efectos prácticos, “se porten bien”. Con lo que dicha negligencia puede traducirse en distintos problemas relacionados con la alimentación en la adultez que podrían haberse evitado.
Según se hace eco Marnys, la Organización Mundial de la Salud (OMS), junto con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), insisten en la necesidad de ingerir frutas y vegetales a diario como fuente de vitaminas, minerales y fibra para encauzar una buena nutrición infantil. Asimismo, dado que su organismo en crecimiento requiere de una gran cantidad de energía para desarrollarse con normalidad, tampoco hay que dejar de lado la gran aportación de los carbohidratos o los cereales. Aunque también son necesarios en su dieta otros muchos elementos como proteínas, granos y lácteos.
Con fines prácticos, una buena recomendación para fomentar una alimentación sana y funcional entre los más pequeños es hacer de la comida un momento divertido. Lo que puede llevarse a cabo tanto amenizando con juegos la comida de vegetales y frutas, a menudo aburridas de comer entre los niños, o bien preparando platos más vistosos a partir de dichos elementos. En todo caso, y siempre bajo la recomendación de un especialista en nutrición infantil, pudiendo utilizar algún complemento o suplemento alimenticio siempre que sea preciso y sin jamás abusar de su consumo. Una opción que, sin embargo, gana más peso en la adolescencia y la adultez que en la infancia.
Cuándo consumir suplementos alimenticios
Antes de nada, es preciso recordar que los suplementos alimenticios no son de modo alguno un sustituto alimentario, sino que su necesidad se acota a situaciones y momentos específicos donde nuestro organismo no cuenta con las proteínas o las vitaminas que necesita. Ejemplos de ello pueden serlo durante el embarazo, aunque también llegada la tercera edad con su consecuente déficit de elementos capitales en nuestro cuerpo. A efectos prácticos, se trata de una alternativa saludable –si lo que ingerimos es natural– para prevenir deficiencias nutricionales que pueden darse tanto a razón de una enfermedad, como por otras circunstancias.
Evidentemente, lo que de verdad nos asegura una buena salud es una alimentación sana y equilibrada, que goce de un perfecto equilibrio entre todos los componentes que requiere nuestro organismo para vivir. Por ello, y en el caso de necesitar de la aportación de los suplementos, es recomendable llevar a cabo una administración bien controlada de los mismos, a fin de evitar excesos que puedan perjudicarnos por abundancia. Dentro de dicha necesidad, siendo imperativo que el consumo esté bajo supervisión de un médico y no bajo nuestro criterio, que, a pesar de cuánto podamos conocernos, no es el más indicado. Así que la premisa es fácil: dieta sana equivale a cuerpo sano, pero si es necesario un complemento, mejor con receta médica.