La piel es el órgano de mayor extensión del cuerpo humano, y solo por eso ya deberíamos de ser conscientes de la gran importancia que tiene su cuidado. Además, cubre y protege todo nuestro cuerpo actuando como barrera protectora que aísla al organismo del medio. Así actúa protegiéndolo, manteniendo su integridad y estructura y conectándolo con el entorno.
Como podemos ver y entender, la piel cumple una labor muy importante de protección contra las agresiones externas, y esto es posible gracias a su propio mecanismo de hidratación que hace que se mantenga resistente y flexible.
Pero a medida que pasan los años, cuando la edad avanza, y por la constante exposición a factores externos de la que somos víctimas, no siempre es suficiente con la hidratación natural de la piel por lo que debemos proporcionarle un extra para evitar la aparición de grietas, la descamación o la tirantez, problemas más comunes de un cuidado deficiente de nuestra piel. De este modo, su cuidado y su correcta hidratación ha de realizarse a cualquier edad y en cualquier época del año.
En relación a la edad, la explicación de la sequedad de la piel no es otra que la pérdida de actividad de las glándulas sebáceas que se vuelven menos activas y pierden capacidad para retener el agua, resecándose más fácil y rápidamente.
En relación a los factores externos, podríamos citar la calefacción o el aire acondicionado, la exposición a los rayos solares o malos hábitos, como el alcohol y el tabaco, que también agreden nuestra piel.
Si por unos motivos o por otros, la piel no mantiene su equilibrio, será más propensa ante la aparición de arrugas, manchas, e incluso celulitis y flacidez.
¿Cómo debemos hidratar nuestra piel?
Para conseguir mantener la piel correctamente hidratada, hay que proporcionarle agua tanto desde el interior como desde el exterior. Desde el interior se hará con un buen hábito en la continuidad de ingesta de agua con un mínimo de ocho vasos diarios. Así mismo, una dieta balanceada ayuda a mantener la dermis en óptimas condiciones de salud.
Desde el exterior, el uso de productos hidratantes es básico, y es mucho mejor si son naturales, apropiados para cualquier tipo de piel para que los podamos usar sin temor, como es el caso del conocido gel de aloe vera. El gel de aloe vera se ha hecho muy popular por las grandes propiedades beneficiosas que tiene para nuestro organismo, y en especial para la correcta hidratación de la piel.
EL aloe vera para el cuerpo puede ser utilizado además por cualquier persona, pues hidrata sin excesos y sin dejar sensación grasa en las pieles más propensas a sufrir este mal. De hecho, su uso está especialmente recomendado para tratar problemas de acné, y es que uno de los grandes problemas que sufrimos una gran cantidad de personas, sobre todo los que habitan en las grandes urbes, es que algunos de los tratamientos para los granos tan solo se limitan a resecar la piel, y esto tiene consecuencias nefastas para el cuidado de nuestra dermis. El gel de aloe vera, en cambio, es antiinflamatorio y antiséptico, convirtiéndolo en un aliado muy eficaz para combatir el acné.
En el caso contrario, en el de las pieles más secas, no hay ninguna que se resista a las increíbles propiedades hidratantes del aloe vera, volviéndose suave y agradable al tacto después de seguir una rutina de aplicación diaria y continuada del gel de esta fabulosa planta medicinal.
Además de sus propiedades hidratantes, también ayuda a la protección y recuperación de nuestra piel al ser un gran cicatrizante. Si tienes estrías o marcas, también está muy recomendada su aplicación para mejorar su apariencia y disimularlas. Eso sí, en estos casos tendrás que ser constante para poder ver los resultados, pero merece la pena porque son increíbles con respecto a las marcas de acné, manchas superficiales, pequeñas cicatrices, estrías, que las hace desaparecer por completo.
Ayuda también a sanar heridas, como ya hemos comentado, y puede ser utilizado en caso que quemaduras o psoriasis. En este último caso, siempre habrá que contar con una valoración del profesional que esté tratando esta enfermedad tan llamativa de la piel
Por último, cabe mencionar que Su ingesta también es muy recomendable, puesto que nos aporta nada más y nada menos que vitaminas A,C,E, zinc, calcio, cromo, hierro, selenio, cobre, magnesio, vitales para un equilibrio natural de nuestro organismo… Tan solo tienes que beber el gel de aloe vera diluido en un poco de agua o, si lo prefieres en un zumo de frutas para disimular su sabor si no es de tu agrado.