El ácido hialurónico es una sustancia que nuestro cuerpo produce de forma natural y que es muy importante en la hidratación de la piel y la lubricación de las articulaciones. Básicamente, su función principal es retener agua y facilitar el movimiento articular, motivo por el cual se ha convertido en un gran aliado para tratar diversas lesiones en el cuerpo.
Mediante infiltraciones, se aplica directamente en la zona afectada para mejorar la movilidad, reducir el dolor y prevenir el desgaste articular. Pero, ¿en qué situaciones es más recomendable? Continúa leyendo que te lo contamos.
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Artrosis y desgaste articular
La artrosis es una de las enfermedades articulares más comunes y por lo general afecta a personas mayores y deportistas. Se trata de una afección degenerativa en la que el cartílago que recubre las articulaciones se desgasta progresivamente, lo que provoca dolor, inflamación y rigidez.
En estos casos, las infiltraciones de ácido hialurónico pueden ser una gran ayuda, ya que, al aplicarse directamente en la articulación dañada, se mejora la calidad del líquido sinovial, lo que a su vez optimiza la lubricación y la amortiguación del área afectada.
Este tratamiento además de reducir el dolor, mejora la movilidad, por eso, esta alternativa es especialmente utilizada en rodillas, caderas y tobillos, siendo una solución menos agresiva en comparación con una cirugía.
Tendinitis y lesiones en los tendones
Las tendinitis son inflamaciones en los tendones que se producen debido a sobrecargas, movimientos repetitivos o lesiones, estas son más frecuentes en deportistas y en personas cuyo trabajo requiere esfuerzos físicos constantes. Entre los tipos más comunes destacan la tendinitis rotuliana y la del manguito rotador en el hombro.
El ácido hialurónico puede contribuir a la recuperación de estas lesiones gracias a que mejora la hidratación del tendón y reduce la fricción, facilitando su regeneración. Además, tiene propiedades antiinflamatorias que alivian el dolor sin necesidad de recurrir a medicamentos antiinflamatorios tradicionales y lo mejor es que de esta forma se puede garantizar una recuperación mucho más efectiva y rápida.
Lesiones de cartílago
El cartílago es un tejido esencial para la función articular, de este depende que los huesos se deslicen entre sí sin fricción ni causar dolor. Sin embargo, cuando se daña por traumatismos o enfermedades degenerativas, su capacidad de regeneración es bastante limitada.
Y en casos como estos, las infiltraciones de ácido hialurónico pueden ser de gran ayuda para aplacar el deterioro del cartílago y mejorar su funcionamiento. Ya que al aportar hidratación y reforzar la calidad del líquido sinovial, se consigue reducir el dolor y mejorar la movilidad.
Bursitis y sinovitis
La bursitis es la inflamación de las bolsas sinoviales, unas estructuras llenas de líquido que ayudan a reducir la fricción entre huesos, tendones y músculos. Por otro lado, la sinovitis es la inflamación de la membrana sinovial, que es la encargada de producir el líquido que lubrica las articulaciones.
Ambas afecciones pueden generar molestias importantes y dificultar el movimiento de la articulación que se encuentra afecta, por eso, muchas personas optan por las infiltraciones de ácido hialurónico porque ayudan a reducir la inflamación y a mejorar la composición del líquido sinovial facilitando la recuperación y evitando que haya complicaciones más adelante.
Lesiones deportivas y postquirúrgicas
También se ha conseguido demostrar que el ácido hialurónico es una técnica eficaz para tratar lesiones deportivas y en la recuperación tras cirugías ortopédicas. En casos de esguinces, desgarros musculares y traumatismos articulares, este tratamiento puede ser la mejor solución, principalmente porque mejora la lubricación articular y favorece la regeneración de los tejidos dañados.
Además, después de una cirugía, como la reparación de ligamentos o la colocación de prótesis articulares, su uso puede ayudar a reducir la inflamación y mejorar la movilidad, logrando así que el proceso de rehabilitación sea mucho más sencillo y menos doloroso.
Sin embargo, su aplicación siempre debe estar supervisada por un especialista en fisioterapia o traumatología, es un profesional quien debe determinar si es el tratamiento más adecuado según cada caso.