En esta época del año, los cambios bruscos de temperatura son frecuentes y tienen consecuencias negativas para nuestra salud. Cuando la temperatura de los termómetros comienza a subir nuestro cuerpo se ve obligado a realizar esfuerzos para mantener nuestra temperatura corporal. El sudor es un mecanismo de defensa en estos casos, completamente necesario para regular nuestra temperatura corporal. Sin embargo, algunas personas presentan cuadros de sudoración excesiva o hipersudoración.
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¿Qué les ocurre a los pacientes con hiperhidrosis?
Hablamos de una patología que puede mermar la autoestima de las personas que la padecen, ya que suponen un problema para afrontar el día a día con naturalidad. Este problema se traduce en un aumento espontáneo de la sudoración. El cuerpo responde de forma excesiva a la necesidad de regular la temperatura corporal.
La hipersudoración puede convertirse en una pesadilla, ya que el problema puede aparecer en el momento más inoportuno o en el escenario menos adecuado. Causando daños en la confianza y la seguridad de la persona que la padece. Aunque al describirlo, no parece un asunto grave, lo cierto es que estos pacientes ven como sus glándulas sudoríparas comienzan a activarse de forma exponencial y sin ningún motivo aparente.
Desgraciadamente, el exceso de sudor salta a la vista y no se puede disimular. Son muchos los tratamientos que podemos encontrar en el mercado para acabar con la sudoración excesiva, pero son muy pocos los que erradicarán el problema de forma eficaz y rápida.
¿Qué causa la hiperhidrosis?
Aunque se trata de una patología que el Doctor Díaz Gutiérrez, cirujano plástico en Madrid, atiende con frecuencia por el momento no se ha encontrado cuáles son sus principales causas. Se han realizado varios estudios científicos sin que se haya realizado ningún hallazgo en este sentido. Aunque sí se ha comprobado que se trata de una anomalía de la señal corporal que regula la sudoración. En pacientes con hipersudoración este mecanismo es más sensible a cualquier tipo de estímulo.
¿Cuál es la mejor forma de combatirla?
Las infiltraciones de toxina botulínica han sido, hasta la fecha, el mejor tratamiento para acabar con los problemas de sudoración excesiva. La gran ventaja de esta técnica es que resulta mínimamente invasiva, no requiere la aplicación de anestesia y es indolora. Esta sustancia es capaz de bloquear las glándulas sudoríparas de las zonas más afectadas y, todo ello, sin necesidad de reposo o período postoperatorio. La parte negativa es que no es una solución definitiva, habrá que someterse a una nueva infiltración cuando sus efectos desaparezcan con el paso del tiempo.