El consumo eléctrico en el hogar es uno de los temas más preocupantes a la hora de pagar, porque en la mayoría de los casos sus precios son elevados. Esto significa un desajuste en el presupuesto familiar que podría utilizarse para otras necesidades.
En verano e invierno se dispara más el consumo energético, por lo tanto, unas cuantas recomendaciones ayudarán a utilizar la energía estratégicamente sin afectar nuestra economía. Es importante establecer una lista de los electrodomésticos con los que contamos en el hogar y, de esta manera, conocer a detalle el gasto eléctrico que realizan. Con esta información, será posible minimizar su uso, sustituir aparatos y dispositivos por productos más eficientes o incluso, prescindir de otros.
No se debe pensar únicamente en el ahorro sino también en el compromiso que cada hogar establezca con la sostenibilidad económica y ambiental. El ahorro energético está relacionado a la optimización del consumo de energía con la meta de reducirlo.
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Ahorro al cocinar
En el caso de poseer cocinas eléctricas, un sencillo método como colocar las tapas sobre ollas o sartenes implica menor uso de la energía. Esto se debe a que al cocinar sin tapa se escapa al calor.
Lo más funcional es usar cocina de gas que supone un ahorro energético que significa hasta un 30% en comparación a las cocinas eléctricas.
Desconectar aparatos
Uno de los métodos más eficaces es desconectar los aparatos que no se usen en un momento determinado. Aunque parezca un gasto invisible, lo cierto es que si tiene un impacto en la factura eléctrica. Muchos aparatos como los televisores, cargadores o computadoras tienen la capacidad de extraer más electricidad de lo que se cree.
Controlar el ambiente
Es habitual que en el verano se utilicen sistemas de aire acondicionado. Lo más recomendable es que no se enciendan por las noches ya que la temperatura suele bajar por la madrugada. La mayoría de sistemas de aire acondicionado cuentan con una opción de programación, por lo tanto, es posible optimizar su uso manteniéndolo encendido en horas estratégicas. Este se puede programar a que se apague cuando se esté durmiendo.
Mientras que en el invierno se recurre al uso de calderas que operan con gasoil, gas o también existen las eléctricas. Todas cumplen con la misma función, salvo que las eléctricas deben regularse mediante el uso sensores que se hallan en los termostatos digitales que controlan los cambios de temperatura. Una vez que el ambiente está suficientemente caliente tiene la capacidad de apagarla para evitar el derroche eléctrico.
Iluminación
El uso de la luz siempre incide en la factura eléctrica porque se acostumbra a tener todo el hogar iluminado. Se puede ahorrar al hacer un recuento de bombillas y dejar únicamente las necesarias, siempre y cuando no se perciba una pérdida de luz excesiva.
Aunque la opción más ideal es utilizar bombillas LED que consumen hasta un 80% menos de energía que un foco incandescente. Además, tiene una duración de 50 mil horas y no contienen mercurio, por lo tanto, son más ecológicas.