El ‘Chemsex’ se ha convertido en una práctica relativamente frecuente entre parejas, tanto homosexuales como heterosexuales. Este término es la conjunción de las palabras de origen anglosajón ‘Chemical’ y ‘sex’, haciendo referencia al consumo intencionado de drogas psicoactivas durante el acto sexual, lo cual puede traer consecuencias negativas para la salud de las personas.
La mezcla de drogas y sexo no es una práctica nueva, pero los especialistas ven con preocupación el hecho de que esta tendencia se extienda a gran velocidad, llegando a convertirse en un problema de salud pública que sobrecargaría la capacidad de atención en los centros de salud de cada país.
Con la ayuda de Orbium Adicciones tratamos de explicar de forma sencilla de qué trata el Chemsex y cuáles son las consecuencias para la salud de las personas que lo practican.
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El Chemsex incrementa la posibilidad de adquirir enfermedades de transmisión sexual
El Chemsex es una práctica extendida entre la población mundial, no siendo exclusiva de un género u orientación sexual. Todos aquellos que participan en esta actividad, tienen un considerable riesgo de contraer infecciones de transmisión sexual (ITS) y padecer una sobredosis de alguna sustancia.
Las drogas utilizadas comúnmente en esta práctica son el cannabis, cocaína, éxtasis, metanfetaminas, GHB/GLB, mefedrona, alcohol y cualquier combinación posible entre ellas. De hecho, durante las sesiones de esta práctica, los participantes suelen consumir diferentes sustancias en busca de experimentar los diversos efectos de cada una.
Debido a ello, las probabilidades de una sobredosis son superiores a cualquier otro uso recreativo de drogas. Por supuesto, la cantidad de drogas, su nivel de concentración y la frecuencia de uso dependerá en gran medida del nivel socioeconómico y la disponibilidad de las mismas en cada localidad.
¿Cuáles son las consecuencias del Chemsex en nuestra salud?
Además de una potencial sobredosis y los efectos negativos de las drogas sobre el sistema nervioso central, la práctica del Chemsex conduce a un incremento en las conductas sexuales de riesgo. Esto se debe al efecto estimulante y desinhibidor que tienen las drogas recreativas, lo cual favorece a relaciones sin protección con múltiples parejas sexuales durante una misma sesión.
Todo lo anterior incrementa el riesgo de infecciones de transmisión sexual como la sífilis, gonorrea, hepatitis A, hepatitis C y VIH. Esto se debe, además, al uso compartido de jeringuillas y agujas, algo común entre pequeños grupos de personas que se reúnen para hacer uso recreativo de esta clase de drogas.
Por su parte, en el caso de drogas específicas como el GHB/GLB, estas podrían interferir con la disponibilidad en sangre de medicamentos para el tratamiento del VIH. Por tanto, pacientes VIH+ con estatus indetectable podrán verse afectados y suponer un riesgo adicional a su estado de salud.
Según un estudio publicado por la The Journal of Sexual Medicine, 22.000 personas respondieron una encuentra sobre sexo y narcóticos. El resultado mostró que hombres y mujeres de todas las orientaciones sexuales participaban en esta práctica con una frecuencia similar, en busca de mejorar su experiencia sexual.