El pie geriátrico es una patología común en el adulto mayor y que puede repercutir directamente sobre su calidad de vida. Se trata de una afección caracterizada por un conjunto de alteraciones en los pies, que suelen aparecer en personas de la tercera edad como consecuencia del deterioro del organismo.
La prevención se convierte en factor esencial para evitar el daño sobre esta parte de la anatomía humana. Es por esta razón que han surgido diferentes medidas preventivas y tratamientos relacionados con la podología pie geriátrico para mantener las funciones de una parte importante del cuerpo.
Contenidos
¿Cuáles son las manifestaciones del pie geriátrico?
El pie se va deformando con la edad, lo cual es prácticamente inevitable, pues es una parte del cuerpo que se está utilizando toda la vida. Además, con el avance de la edad, los tejidos y las articulaciones se debilitan, perdiendo elasticidad y recibiendo una menor irrigación sanguínea, todo lo cual deriva en problemas que necesitan tratamiento profesional por parte de un podólogo.
La lista de problemas característicos del pie geriátrico incluye:
- Uñas débiles y quebradizas, así como una variedad amplia de alteraciones dérmicas, por ejemplo, callos entre los dedos, fisuras, grietas, úlceras, hongos y tiña.
- Piel seca, debido a déficit vascular, siendo causa también de fisuras, descamación y cambios en la coloración de la piel.
- Sensación de hormigueo, ardor y entumecimiento, debido a daños ocasionados sobre las terminaciones nerviosas. Esto ocasiona que las personas mayores pierdan sensibilidad sobre la temperatura y queden expuestos a quemaduras, incapacidad para detectar objetos extraños en el calzado, etc.
- Alteraciones vasculares, relacionadas con el estrechamiento de las venas y arterias, dificultando el aporte de oxígeno a los tejidos, así como la evacuación de sustancias tóxicas y la neutralización de los radicales libres.
- Malformaciones óseas como dedos superpuestos, juanetes, dedos en garra o pies planos.
¿Cuál es el tratamiento del pie geriátrico?
Tal y como ya mencionamos en líneas anteriores, la prevención es la principal forma de evitar el desarrollo de cualquier manifestación característica. Cuando ya existe un padecimiento, la mejor forma de conseguir una recuperación óptima es con un tratamiento adecuado. La podología geriátrica puede ayudar al paciente de la siguiente manera:
- Ayudar al paciente a seleccionar el calzado más apropiado para asegurar la comodidad de los pies durante la vida cotidiana.
- Fabricar plantillas personalizadas para que el paciente pueda caminar sin molestias.
- Ofrecer consejos y sugerencias respecto al cuidado de los pies en el hogar, atendiendo a diversos padecimientos médicos que pueda tener el adulto mayor.
- Ofrecer hidratación adecuada, cuidado de las uñas y eliminación de las callosidades, así como un tratamiento oportuno para hongos y ulceraciones.
De esta forma se puede tener la garantía de que los pies de las personas mayores se encontrarán en buenas condiciones para todas sus actividades diarias. Los podólogos geriátricos hacen un gran esfuerzo por favorecer la autonomía e independencia de los adultos mayores, permitiendo que estos puedan disfrutar de una vida más satisfactoria.