A lo largo de la vida y por diferentes motivos, todas las personas vamos a experimentar dolores de diferentes tipos, niveles de intensidad y origen. El dolor es una señal de nuestro sistema nervioso, indicándonos que algo no está funcionando correctamente. Se trata de una sensación desagradable que va desde un hormigueo hasta una molestia profunda capaz de inmovilizarnos.
Cada ser humano tiene su propio umbral del dolor, que se entiende como la intensidad en la que se percibe un estímulo como doloroso. Así, el dolor se convierte en una experiencia personal, con influencia de diferentes factores tanto biológicos como psicológicos. Todas las personas aprendemos el concepto del dolor a través de la experiencia.
En las siguientes líneas y con la ayuda de la información ofrecida por Dolifaes, abordaremos el tema del dolor y la forma más adecuada de tratar los dolores musculares y articulares con atención profesional.
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Tipos de dolor
Considerando su duración, el dolor puede clasificarse en dos grandes grupos:
- Dolor agudo. Este suele ser consecuencia directa de una lesión y un síntoma de alarma sobre la existencia de algún padecimiento. La duración de este tipo de dolor discurre en paralelo al tiempo de recuperación, reparación o cicatrización del tejido afectado.
- Dolor crónico. A diferencia del anterior, este se extiende más allá de la reparación del tejido y ocurre en simultáneo con otros cambios fisiológicos y patológicos. También se diferencia del dolor agudo en que no es síntoma de enfermedad, sino que constituye una enfermedad en sí mismo.
Según la fisiopatología, el dolor puede recibir otras clasificaciones. Por ejemplo, dolor nociceptivo, somático, visceral, neuropático y nociplástico. También se podría clasificar atendiendo al sistema afectado, por ejemplo, dolencias del sistema nervioso o del sistema músculo-esquelético son las clasificaciones más habituales y en las que se concentra gran parte de los tratamientos.
Del último caso se desprenden dos de los tipos de dolor más habituales en el ser humano:
Dolor muscular
El dolor muscular, también conocido como mialgia, se relaciona con tensión, sobrecarga o lesión en un músculo en particular y puede originarse tras el ejercicio, estar sentado o acostado por mucho tiempo, debido a lesiones o contracturas e incluso llegar a comprometer más de un músculo.
Su tratamiento consiste en el uso de analgésicos y antiinflamatorios orales y/o tópicos, cuyo objetivo es el alivio localizado de las dolencias e inflamaciones.
Dolor articular
El dolor articular suele ser causado por lesiones y diferentes afecciones como la artritis, bursitis y tendinitis, entre muchas otras. En general, soportar dolores musculares, articulares o la combinación de ambos, puede llegar a impedir por completo la movilidad, perjudicando la calidad de vida de las personas y convirtiéndose en causa de incapacidad funcional.
Para el tratamiento de dolores articulares se utiliza antiinflamatorios no esteroides (AINES), inyecciones con corticosteroides directamente sobre las articulaciones y tratamientos tópicos destinados a causar sensación de alivio y confort inmediato tras su aplicación, así como la práctica de actividad física regular.