El sector del reciclaje de residuos metales y otros materiales da empleo en la actualidad a más de 33.000 personas en unas 6.000 empresas. A nivel de facturación, el volumen de negocio supera los 10.000 millones de euros anuales, y lo más relevante es que poco a poco se está convirtiendo en una pieza imprescindible para la necesaria economía verde que tanto se demanda.
El Green New Deal por el que apuestan tantos actores políticos como económicos, debe contar con el reciclado de chatarra como elemento principal. Sin embargo, cuando se habla de chatarrero, todavía mucha gente sigue asociando esta profesión a la economía sumergida, a un trabajo sin futuro y de baja escala social y, en algunos casos, a pocas opciones de crecimiento laboral.
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Qué es la chatarra
La mejor forma de conocer en profundidad este negocio es saber qué es lo qe se entiende por chatarra. Este concepto hace referencia al reaprovechamiento de materiales como la madera, el cartón, el hierro y otros metales y los neumáticos.
Los chatarreros son gestores de residuos que desde hace años se enfrentan a un reto mayúsculo, darle una segunda vida a multitud de productos y componentes que se derivan de consumibles que usamos en el día a día.
Alicia García Franco, directora de la Federación Española de la Recuperación y el Reciclaje (FER), afirmó en una ponencia en el Senado que la chatarra ha cambiado con los años su percepción social. En la actualidad, este sector es el encargado de recuperar y reciclar todo tipo de materiales incluidos aparatos eléctricos, electrónicos, vehículos, maderas, neumáticos, envases… Prácticamente todos los productos o al menos muchos componentes de ellos pueden convertirse en material reutilizable.
En este sentido, el reciclado de chatarra no es solo una acción necesaria desde el punto de vista industrial y económico, sino también ambiental. Este sector responde fielmente a una de las máximas del ecologismo, la regla de las 3R que dicta que el consumo debe pasar por una cadena que se inicia con la reducción de consumibles, la reutilización en los casos en los que sea posible y el reciclado para darle una segunda vida útil.
Reciclar para disfrutar de un aire más limpio
La reconversión del sector de la chatarra en un área de actividad de alto valor añadido se explica a la propia profesionalización. El reciclaje de residuos sólidos incluye todo tipo de procesos para los cuales es necesario ocupar a operarios formados en esos oficios. La separación, la fragmentación, la propia recepción de productos…
Todo esto ha permitido diversificar el sector de los residuos, incorporar tecnología y depurar los procesos hasta ser una pieza clave en la economía actual, que está inmersa en un impasse decisivo. La extracción de muchos materiales ha alcanzado ya su cénit o al menos está cercano el punto en el que el TRE deja de ser suficiente.
El TRE es la tasa de retorno energético, y se utiliza por ejemplo para la extracción de combustibles fósiles. Este parámetro hace referencia a la cantidad de energía a consumir necesaria para conseguir esa misma cantidad energética.
Este motivo, entre otros, explica por qué es tan importante desarrollar una industria de reciclaje y reutilización de residuos potente. Un ejemplo de lo apropiado del reciclaje es que cada tonelada de alumnio que se recicla permite ahorrar 3,5 toneladas de CO2. Cifras similares se obtienen al reaprovechar estaño. Debemos tener en cuenta que estos dos metales son imprescindibles en la industria de la automoción.
España, a la cabeza de Europa en reciclaje
En el contexto europeo, España es el segundo país del continente que más papel y cartón recicla, solo superado por Alemania, pero si por algo destaca el país es por el nivel de innovación y desarrollo de esta industria.
La Federación Española de la Recuperación y el Reciclaje representa a cientos de empresas gestoras de residuos y da voz a recicladores de palets, refinadores de aluminios y otros actores que tienen más relación con la reutilización de metales, elementos plásticos o residuos de aparatos eléctricos y electrónicos.
El sector trabaja desde hace años en el reto de la economía cricular, que consiste en reducir la entrada de materiales vírgenes en el proceso de producción y actuar para minimizar la generación de desechos. El reciclaje de residuos y la chatarra son actores imprescindibles para dar pasos hacia la tan demandada economía circular.