El juego y las apuestas son formas de entretenimiento bastante populares entre personas adultas de todas las edades. Sin embargo, para algunas de ellas el juego puede transformarse en una compulsión persistente conocida como ludopatía, la cual es capaz de generar serios problemas, incluyendo alteraciones de conducta que afectan seriamente a la calidad de vida.
Si te preguntas, ¿qué es la ludopatía y qué consecuencias tiene?, en las siguientes líneas nos encargaremos de analizar los detalles de la adicción al juego y las apuestas, así como los tipos de ludopatía y el tratamiento que requieren, y la forma de prevenir este problema de la manera más efectiva posible.
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¿Qué es la ludopatía?
La ludopatía es un trastorno psicológico caracterizado por la necesidad incontrolable de jugar y apostar. Se puede manifestar en personas de todas las edades, sin discriminación entre género o condicion socioeconómica. La manifestación más habitual ocurre como adicción a los casinos, máquinas tragamonedas, apuestas deportivas y juegos en línea.
Los 7 tipos de ludopatía y su tratamiento
La ludopatía se caracteriza por una necesidad constante de jugar y la imposibilidad de resistir al impulso de apostar dinero. Este comportamiento genera un círculo vicioso bastante difícil de romper, ya que el adicto al juego busca experimentar constantemente la emoción y satisfacción momentánea proporcionada por el juego.
A nivel clínico, se reconocen 7 tipos de ludopatía, cada una de ellas con sus propias características y protocolo de tratamiento.
Jugador profesional
Se refiere al jugador que ha asumido el juego como profesión, integrando las apuestas a su forma de vida y desarrollando estrategias eficientes que le permiten obtener ganancias. Aunque padece ludopatía, posee suficiente tolerancia a la frustración, paciencia y autocontrol, por lo que no manifiesta comportamientos impulsivos y poco racionales.
Jugador social casual
Este tipo de ludópata asocia los momentos lúdicos con el entretenimiento, siendo la socialización su principal motivación. Utilizan el juego para aliviar el estrés, despejar la mente y divertirse, conservando cierta capacidad de autocontrol. Por lo general, sus ganancias y pérdidas suelen ser moderadas.
Jugador social serio
Se caracteriza por la necesidad de evadir la realidad diariamente, dedicando varias horas al juego como entretenimiento. Aunque no se considera patológico, este comportamiento puede evolucionar fácilmente y transformarse en una ludopatía grave.
Jugador con estrategia de huida-alivio
En este caso, el jugador utiliza las apuestas como única estrategia de evasión para hacer frente a problemas emocionales como depresión, ansiedad y estrés. Debido a que su juicio y capacidad de tomar decisiones se ve alterada, se requiere la intervención y tratamiento profesional en un centro de ludopatía.
Jugador conservativo
Tienen un perfil excepcional, pues este tipo de ludópata juega por las emociones que produce el juego y no por ganar dinero. Es poco probable que este perfil termine siendo un jugador patológico, aunque el riesgo siempre estará presente.
Jugador antisocial
Recibe el nombre de “antisocial” por el hecho de incursionar en terreno ilegal para cumplir con su necesidad de apostar, participando en casinos clandestinos o utilizando recursos como dados trucados, apuestas manipuladas, etc. Con la intención de ganar, puede engañar, mentir, robar y herir a las demás personas.
Jugador compulsivo
En este caso, la vida de esta persona está completamente controlada por la adicción al juego. Si se vuelven conscientes del tema, pueden intentar abandonar las apuestas sin éxito, pues tienden a refugiarse en un pensamiento supersticioso que minimiza la importancia de las pérdidas.