Si quieren escaparse unos días con la pareja, viajar en familia y con niños o realizar actividades en grupo sin estar sujetos a horarios de hoteles, lo mejor es contar con el turismo rural que en Galicia cuenta con casas extraordinarias.
Cada zona de España tiene una casa rural característica -porque es la arquitectura lo que define estas casas rurales que cuentan con diseños distintivos-, las más demandadas para el alquiler vacacional, ya que es un modo de viajar pudiendo estar en contacto con el entorno y las personas del lugar.
Lo cierto es que el turismo rural no para de crecer, en un mundo de prisas y con cada vez más conciencia ecológica, pasar unos días en un entorno natural alejados del bullicio de la ciudad es toda una riqueza que muchos quieren experimentar.
La ubicación de este tipo de alojamientos dista mucho del de los hoteles, ya que se sitúan en enclaves inauditos y con encanto, pudiendo conocer más de la geografía española mientras se pasan unos días agradables.
Contenidos
Galicia, una comunidad que aúna paisajes de ensueño y una de las mejores gastronomías del país
Una empresa de referencia en este sector es la agencia de Casas Rurales en Galicia Villas, unas casas con distintos enclaves a cual más sugerente en un lugar de contrastes como Galicia, una comunidad autónoma española con carácter propio en la que se pueden encontrar casas de muy distintas personalidades -la mejor alternativa al hospedaje en hoteles donde se disfruta de la intimidad, comodidad y libertad que supone estar en una casa propia-.
Disfrutar de una casa rural como alternativa al alojamiento tradicional nos abre a un mundo de posibilidades. Por ejemplo, se puede cocinar en ellas, algo que es un divertimento en sí mismo, el gesto principal con el que compartir con el grupo de amigos o familiares y poder disfrutar de las materias primas del lugar.
No hay que olvidar que Galicia cuenta con las mejores materias primas del país y que se pueden adquirir en el mercado -desde el mejor marisco a hortalizas seleccionadas, ricos quesos y carne de primera calidad-.
La tendencia de alquilar casas rurales y preferir hacerlo por encima a la oferta hotelera empezó en centro europa y ha calado especialmente en España que a día de hoy cuenta con guías especializadas. Pero el turismo rural no solo está de moda, es una tendencia que ha venido para quedarse por la cantidad de posibilidades que comporta, entre ellas, la de poder disfrutar de casas que son auténticas joyas.
Ventajas del alquiler de casas para disfrutar tanto en pareja, con niños o con grupos de amigos
Para dejar de lado el estrés, para pasar unos días románticos en pareja y alejados del mundanal ruido o para ir con niños, encontramos distintas ofertas, entre ellas la Casa do mestre, ubicada entre montañas y muy cercana a las Rías Baixas.
Había sido una antigua escuela y hoy se encuentra restaurada hasta el más mínimo detalle, de modo que cuenta con todos los servicios para que la estancia sea de lo más agradable. Dividida en dos partes para que se pueda alquilar completa o dividida, puede llegar a albergar hasta 14 personas, de modo que es el mejor plan para pasar unos días en familia o con un grupo de amigos.
Esta es una de entre muchas de las que gestiona la agencia, porque en Pontevedra encontramos una que también cuenta con piscina y en la que no fallan ni el billar ni el futbolín para pasar grandes momentos en grupo.
Pero estando en una casa rural se puede ir al aire de cada uno y no tener que estar sujeto a los horarios de los hoteles, lo que permite que las casas rurales las pueden alquilar tanto las familias con niños hasta grupos de trabajo que vayan a realizar actividades de team building -para cohesionar al equipo en pos de un mismo objetivo-.
Las posibilidades son tantas como personas y necesidades, pero alquilar una casa rural por una temporada de tiempo vacacional siempre comparte un nexo en común: querer disfrutar de privacidad en el mejor entorno, pudiendo viajar sin tanto equipaje, -ya que en estas casas se encuentran todos los artículos que se puedan necesitar- y sin tener que preocuparse de nada más que de disfrutar del momento.